Epifanía de Reinas: Shakespeare en clave femenina

Por David J. Rocha Cortez

La temporada 2025 del Teatro Luis Poma abre su tercer acto con Epifanía de Reinas, un montaje dirigido por Roberto Salomón que retoma Noche de Reyes de William Shakespeare. Estrenada en la Inglaterra de inicios del siglo XVII, esta obra forma parte de las comedias románticas del autor, donde el disfraz y el enredo funcionan como motores dramáticos. La historia se sitúa en Iliria, un reino ficticio, y gira en torno a Viola, quien, tras un naufragio, se hace pasar por un hombre con el nombre de Cesario para ingresar al servicio del duque Orsino. Este recurso abre un juego de confusiones: Orsino suspira por Olivia, Olivia se enamora de Cesario, y Viola siente atracción por el propio Orsino. A ello se añade la trama paralela de Malvolio, el mayordomo convencido por una broma cruel de que su señora lo ama, y la presencia de Sir Toby y Sir Andrew, cuya vida de excesos acentúa la tensión entre orden y desorden.

En esta obra, Shakespeare explora los límites de la identidad, el travestismo y el deseo a partir de la máscara y la apariencia. Lo cómico y lo sentimental se entrelazan en un mismo tejido que permite hablar del amor no correspondido, de la fragilidad de las pasiones y de la capacidad del teatro para exhibir las tensiones entre lo que se es y lo que se aparenta. La vigencia de Noche de Reyes radica en su modo de problematizar cómo los cuerpos y los afectos se transforman en el escenario de lo social.

La versión presentada en San Salvador bajo el título Epifanía de Reinas parte de la traducción de los académicos chilenos Braulio Fernández Biggs y Paula Baldwin Lind, junto con fragmentos de textos de Piedad Bonnett, David Escobar Galindo y Gustavo Adolfo Bécquer. El espectáculo, producido por la Fundación Poma y el Teatro Luis Poma, está en cartelera entre el 21 y el 31 de agosto de 2025.

La dirección de Roberto Salomón propone una lectura que concentra la atención en el potencial actoral. Once actrices salvadoreñas interpretan todos los personajes de la obra, decisión que desplaza el eje tradicional de los roles masculinos y femeninos y abre un campo dentro del propio texto shakesperiano. La propuesta escénica dialoga con las preguntas que el dramaturgo inglés planteó sobre la identidad, pero desde una mirada situada en el presente.

La escenografía, diseñada por Negra Álvarez, construye un espacio múltiple con puertas, ventanas y plataformas que permiten la circulación de los personajes sin interrupciones. La escenografía funciona como engranaje que acentúa la movilidad de los enredos y los cambios de situación. La música compuesta por Francisco Huguet acompaña el desarrollo de la obra con una línea sonora que alterna lo festivo y lo melancólico, integrándose al ritmo de la acción dramática.

El elenco de once actrices se mueve entre los registros de la farsa, la comedia romántica y el drama. El trabajo colectivo sostiene la producción y permite que el juego de roles fluya con naturalidad. El uso de la frontalidad y la interacción con el público, propios del teatro isabelino, aparece de manera recurrente en las interpretaciones. Este recurso establece complicidad inmediata con los espectadores y refuerza la naturaleza híbrida del texto, donde lo cómico y lo trágico coexisten.

En el plano de la comicidad, Malvolio adquiere un carácter de clown en la interpretación de Alejandra Nolasco. Su tránsito del rigor al ridículo marca uno de los núcleos de la obra. El dúo conformado por Regina Cañas y Majo Bustamante en los papeles de Sir Toby y Sir Andrew desarrolla las escenas de excesos y conspiración con ritmo sostenido, acompañadas por Ana Ruth Aragón como María, quien aporta contención y equilibrio.

En el centro del triángulo amoroso, Patricia Rodríguez construye un Orsino melancólico y reflexivo, mientras que Karen Castillo explora en Viola/Cesario el conflicto entre el deseo y el deber. Sus transiciones refuerzan la tensión del disfraz como elemento central de la trama. Dinora Alfaro, en el papel de Olivia, marca un recorrido de transformación entre el duelo y el amor, mientras que Naara Salomón encarna a Feste, bufón y narrador cuya música y comentarios aportan una dimensión reflexiva. El elenco se completa con Illy Barillas, Liliana Andrade y Claudia Palacios, quienes alternan diversos roles y sostienen el ritmo de las escenas.

La elección de un elenco compuesto solo por mujeres reabre una discusión histórica: la relación entre género y teatro. En tiempos de Shakespeare, las mujeres no podían actuar en los escenarios ingleses, por lo que los papeles femeninos eran interpretados por hombres jóvenes. Cuatro siglos después, este montaje invierte esa convención y coloca a las actrices como eje de todos los personajes, sin distinción de género.

La operación no busca únicamente visibilizar la presencia femenina en la escena salvadoreña, sino también subrayar que el teatro siempre ha sido un espacio de tránsito identitario. La actuación implica ponerse en el lugar de otro, y en esa práctica se cuestionan las fronteras rígidas entre lo masculino y lo femenino. Epifanía de Reinas se inscribe así en una tradición crítica que entiende el teatro como un territorio donde la identidad es móvil y donde las representaciones pueden problematizar los roles sociales establecidos.

La obra no elimina la profundidad del pensamiento shakesperiano, sino que la expone desde una perspectiva contemporánea. El disfraz, que en la comedia original produce confusión, se convierte aquí en metáfora de la capacidad del teatro para poner en juego otras posibilidades. El montaje propone que la pregunta por quién interpreta a quién es inseparable de la pregunta por cómo construimos las identidades en sociedad.

El Teatro Luis Poma, al abrir el tercer acto de su temporada 2025 con esta producción, refuerza su papel como uno de los espacios culturales más relevantes de San Salvador. Epifanía de Reinas no solo actualiza un clásico universal, sino que lo enlaza con debates actuales sobre representación y género. Al reunir a once actrices en escena, el montaje se convierte en una exploración de la tradición teatral desde una perspectiva situada, en la que Shakespeare dialoga con la realidad salvadoreña.

 

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